Cercana a Dakar existe una isla que marcó la historia del Continente Africano. Paraíso para unos y su peor pesadilla para otros.
La isla de Gorée se encuentra ubicada frente a la costa senegalesa, a tres kilómetros de la ciudad de Dakar, y cuenta con una superficie de apenas 17 hectáreas.
La isla fue descubierta en 1444 por los portugueses pero estaba totalmente deshabitada ya que no hay ninguna forma de conseguir agua en la isla. Pronto se convirtió en un puerto comercial y escala en la ruta de las Indias. En el año 1536 se construyó la primera Casa de los Esclavos, luego pasó por manos de holandeses y franceses hasta que en 1848 fue abolida la esclavitud (se siguió haciendo de forma clandestina durante un tiempo). O sea que se convirtió, durante los siglos XVI al XVII, en el mercado de esclavos más importante del mundo. Hasta aquí llegaban oleadas de africanos para ser inspeccionados, catalogados y finalmente vendidos al continente americano donde trabajarían como esclavos en las plantaciones.
De estilo colonial y dos plantas, la Casa de los Esclavos fue construida en 1786. La planta superior estaba ocupada por los dueños europeos, mientas que la planta baja se usaba de “almacenes” para retener a los esclavos. Separados en diferentes habitáculos se pueden leer en unos carteles la utilidad de cada uno: hombres, mujeres, niñas y sala de peso. Éstas casonas de esclavos también albergaban un minúsculo habitáculo donde eran castigados aquellos que no se sometían. Todas éstas salas daban acceso a una puerta trasera de la casa que miraba al mar. A ésta puerta se la conocía como la porte du voyage sans retour, la puerta sin retorno.
La Maison des Esclaves (la Casa de los esclavos) es ahora un museo. Tiene dos plantas, la superior era ocupada por los dueños (europeos) y en la inferior estaban los diferentes calabozos donde tenían a los esclavos. Verás que no es muy grande sin embargo aquí podían tener hasta 200 esclavos. Estaban separados por sexo y los niños también tenían un calabozo. También había una balanza dónde los pesaban antes de enviarlos. Los que eran más fuertes no pasaban mucho tiempo aquí, en cambio a los débiles los tenían en celdas hasta engordar un mínimo de 60 kilos antes de ser vendidos y enviados. Aproximadamente la mitad morían durante el trayecto. Vivían hacinados en espacios mínimos, y por si fuera poco había una celda de castigo para los que no se sometían.
La única salida para todos estos esclavos era la muerte o la “puerta sin retorno”. A través de esta puerta que da al mar eran llevados a los diferentes barcos. Algunos incluso se tiraban a las rocas y al mar desde aquí y morían, prefiriendo eso a hacer la travesía. No se sabe con precisión pero se calcula que al menos veinte millones de personas llegaron a pasar por la Isla de Gorée para ser vendidos.
Las celdas donde tenían a los esclavos previos a su traslado definitivo. El proceso era lento, sistemático y silencioso. Los esclavos ya vendidos eran trasladados a los barcos atravesando un lugar muy distintivo.
La Puerta sin retorno> era una » aparentemente» insignificante puerta por donde solo cabía una persona. Estaba ubicada frente al mar y era lo ultimo que veían los esclavos que emprendían una ruta desconocida para ellos tras haber sido ultrajados, mancillados y arrancados de sus tierras, familias y costumbres.
En la parte de arriba de la casa ahora podemos ver una exposición con su historia y con elementos de represión de los esclavos como los grilletes que llevaban puestos:
Dejando atrás su horrible pasado actualmente la isla se ha convertido en un lugar de encuentro de artistas de todo tipo. Algunos trabajan en la misma isla.
En la parte más alta de la isla se conservan los cañones y búnkeres.
En uno de los lados está el moderno Memorial Gorée un símbolo que honra la memoria de las víctimas del esclavismo.
La Playa de la isla de Gorée:
La puerta sin retorno
La isla de Gorée sirvió como uno de los más importantes puertos de embarque de esclavos hacia América desde el siglo XV al XIX. Durante esos cientos de años millones de cautivos cruzaron el Atlántico desde estas costas de África occidental, sin mirar atrás, sólo al océano, hacia la lejanía, hacia el destierro.
En apenas éstos 200 años que duró el tráfico de esclavos se cuentan que fueron unos 200 millones de africanos los que abandonaron su país para embarcar en un viaje sin retorno..
EPILOGO
PROHIBIDO OLVIDAR.
Hoy en día podemos visitar una de estas casas que funcionaban como prisión. La isla ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978.